Por Luciano Jurnet
Memorable. Así fue la victoria por nocaut que Sebastián Heiland (25-4-2, 13 K.O) consiguió sobre el inglés Matthew Macklin (31-6, 20 K.O) en el 3 Arena de Dublin, Irlanda. Bien preparado y decidido, "El Gauchito de Pigüé" logró el éxito más resonante de su carrera y dio un paso clave para soñar con una futura chance ecuménica.
"Si pierdo, será todo para mi", tal declaración, brindada por Macklin en los días previos al combate, hacía prever que éste saldría a arrollar a su rival, propiciando una verdadera guerra; una para la cual, no obstante, el siempre callado Heiland se encontraba listo.
El inicio del duelo evidenció mejor al europeo, quien acortó distancias con efectividad y trabajó con continuidad sobre la zona blanda de su colega. Sin embargo, poco a poco, el nacido en Río Negro comenzó a acomodarse al desafío y hacer lo que mejor sabe: atacar permanentemente.
Si bien utilizó poco el jab, el argentino supo acertar con precisión y frecuencia el directo de izquierda y se las rebuscó para aproximarse a la humanidad de su oponente durante toda la noche. En ese terreno, "El Gaucho" descargó potentes ganchos al cuerpo, desgastando al local cada vez más. Los rounds cinco y siete fueron fiel reflejo de aquella sólida tarea, ya que el oriundo de Cipoletti castigó a un refugiado ex campeón irlandés que no logró salir del rincón azul durante varios segundos.
Heiland no fue absoluto dominador, es cierto. Macklin tuvo sus momentos durante el duelo y conectó en más de una ocasión algunos cruzados plenos que, no obstante, fueron bien absorbidos.
Levemente arriba en las tarjetas al inicio del décimo giro (77-75 según los tres jurados), el actual monarca internacional mediano del CMB llevó a su rival una vez más sobre la esquina y acertó un directo zurdo que acompañó de una tremenda derecha curva que impactó rotundamente sobre la quijada del inglés, quien se derrumbó al instante.
Feliz pero mesurado, el ganador celebró con los suyos y reconoció, fiel a su nobleza, el esfuerzo realizado por su adversario. "El Gauchito" redondeó una tarea descomunal, la mejor de su campaña, y el futuro se augura próspero. Fue torazo en rodeo ajeno, tal como reza una frase de la tradición nacional que él tan bien representa.