Narváez tiene finalmente rival

Tras dos cambios de adversario, finalmente a Omar Narváez (36-1-2, 19 K.O) se le ha asignado oposición para su quinta defensa del cetro supermosca de la OMB a desarrollarse el 17 de octubre en el Luna Park; se tratará del mexicano Johnny García (16-3-1, 8 K.O), quien no está rankeado.

Inicialmente el nivel de resistencia parecía un poco más exigente para el chubutense. Y es que primero su rival iba a ser el mexicano Juan José Montes (23-2-1, 14 K.O) y después su compatriota Oscar Blanquet (32-4-1, 23 K.O), ambos púgiles ubicados en los escalafones de la entidad con sede en Puerto Rico. No obstante, tras  algunos "dimes y diretes", será García, quien deberá ingresar de apuro al ranking de la Organización para que de alguna manera se respete su reglamento, el escollo a vencer para el "Huracán".

Narváez ha demostrado ser un boxeador sobresaliente, con aptitudes técnicas maravillosas y, a lo largo de casi toda su carrera, ha dado cuenta del coraje y valentía que un verdadero campeón necesita; las quince defensas exitosas de su cetro mosca, cifra que le permitió superar al gran Carlos Monzón en cantidad de ocasiones en retener una corona mundial, son prueba contundente de ello. Sin embargo, para quienes amamos el boxeo, resulta insípido apreciar cómo un deportista con tanto talento quema sus últimos cartuchos (el patagónico tiene 37 años) lejos del primer nivel, ante rivales de segunda línea que sólo aportan para engrosar récords.

Desde su combate ante Brahim Asloum en Francia en el año 2007, las peleas de Narváez han sido mayoritariamente contra adversarios de menor jerarquía (podría quizá sacarse de esta lista al estadounidense Rayonta Whitfield y, obviamente, a Nonito Donaire) y casi todas en Argentina (a excepción de su combate ante Iván Pozo, que se desarrolló en España y su duelo en Nueva York contra el anteriormente mencionado Donaire). No deben sacarse méritos a un campeón que, descartando al filipino, derrotó con contundencia a todos sus oponentes; no obstante no deja de parecer un despropósito no haber apreciado a este virtuoso argentino medirse contra los mejores del mundo.