martes, 30 de julio de 2013

Un sábado para el olvido

"Chucky" no tuvo su revancha


Hace poco más de dos años el sanjuanino Mauricio Muñoz (26-4-0, 12 K.O) había fracasado en su intento de convertirse en el primer campeón del mundo de la historia de su provincia natal al caer por nocaut en el noveno asalto ante el japonés Toshiaki Nishioka. De allí en más, "Chucky" tuvo que rearmar su carrera. Volvió a Argentina y tras cinco triunfos consecutivos, el último ante el invicto cubano Luis Franco por fallo dividido, se erigió nuevamente como retador oficial, en este caso de la FIB (en 2011 lo había sido del CMB).
Pero aquello que invitó a la esperanza, se desvaneció rápidamente en la noche China. Y es que la Federación contaba con un buen monarca, sólido, técnico y con más argumentos pugilísticos que los que supiera esbozar en su momento el nipón. Así, el ruso Evgeny Gradovich (17-0-0, 8 K.O) no le dio ninguna oportunidad de ilusionarse sobre el cuadrilátero al argentino y retuvo su corona pluma.
Monótona, la pelea se desenvolvió con un claro predominio del europeo, quien tuvo mayor velocidad y certeza a la hora de conectar. Si bien Muñoz demostró un coraje abrumador, donde expuso su físico a un castigo considerable en el afán de impactar una mano salvadora, sus aptitudes no fueron suficientes para inquietar al campeón.
Herido, con la cara hinchada y secuelas físicas aún no definidas, el sanjuanino padeció cómo una nueva chance se le escapó de sus manos. "Escapó" es un decir, porque la cruda realidad indicó que en sus excursiones mundialistas, el cuyano no estuvo a la altura y que probablemente encontrará mayor éxito y menor riesgo por estas latitudes.

A barajar y dar de nuevo


Era el momento decisivo, la oportunidad de hacerse grande en Estados Unidos y demostrar que el cinturón interino welter de la AMB tenía un dueño que buscaría la unificación. Era...pero no fue. Y es que Diego Cháves (22-1-0, 18 K.O) cayó por nocaut en el décimo asalto ante el local Keith Thurman (21-0-0, 19 K.O) y padeció su primera derrota profesional, una que sin lugar a dudas obliga a un serio replanteo.
El inicio de la velada, no obstante, mostró al argentino concentrado, con buena movilidad de cintura para evitar los golpes de poder de un adversario con la mano pesada y tomando la iniciativa con frecuencia. Dueño del centro del ring, Cháves conectó buenos impactos sobre un pasivo Thurman que dejó escapar las primeras vueltas.
Sin embargo, poco a poco, el estadounidense se asentó en la pelea, emparejó las acciones así como las tarjetas y llegó repetidas veces sobre la humanidad de "La Joya". En una de esas tantas ocasiones, en el noveno asalto, "One Time" se filtró sobre la guardia del campeón y con un certero gancho al hígado lo mandó a la lona. 
El nacido en San Miguel llegó a su esquina malherido y fatigado. Allí, lejos de encontrar soluciones y calma para atravesar la tormenta, sólo recibió reproches e insultos (de parte principalmente de su hermano Ismael) que poco contribuyeron con la causa. Transcurrido el minuto correspondiente, Thurman atacó con todas sus fuerzas, llevó contra las cuerdas al argentino y con una combinación que cerró con una izquierda al rostro, consiguió la definición categórica y, por ende, el cinturón mundial interino welter de la Asociación.
Cháves comenzó bien la noche, aparentó estar a la altura de las circunstancias e incluso ilusionó a los agnósticos que creíamos que su victoria era una utopía. No obstante, no supo sostener su inicial mentalidad ambiciosa, que desapareció con el transcurrir de las vueltas y dejó crecer a su adversario; físicamente pareció sufrir un quedo en la mitad de la pelea y, finalmente pero no menos importante, ante el primer vendaval, su esquina no respondió de la forma en que el máximo nivel internacional exige.
A barajar y dar de nuevo para Diego, quien seguramente tendrá mucho sobre qué pensar antes de regresar al cuadrilátero.

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