El Hard Rock Hotel de Las Vegas fue el escenario donde finalmente el chubutense Lucas Martín Matthysse (32-2-0, 30 K.O) puso la historia en orden: tras algunos robos deportivos y un largo camino transitado a comparación de otros púgiles, logró erigirse como el campeón del mundo interino superligero de la CMB. Quien padeció los potentes puños del patagónico fue el hasta entonces invicto zurdo nigeriano Ajose Olusegun (30-1-0, 14 K.O), quien arribó a la contienda rankeado número uno en el Consejo y sufrió un impecable nocaut en la décima vuelta.
La actuación de Matthysse fue superlativa. Si bien perdió el primer asalto, éste lo uso para tantear y estudiar a un oponente veloz, tanto de piernas como de manos. Del segundo round en adelante el argentino se mostró muy activo, repartiendo el castigo de manera muy inteligente, buscando el cuerpo para hacer más lento el traslado del africano y ajusticiando a la cabeza una vez que lograba llevarlo a la esquina.
Si bien a lo largo de la contienda Olusegun, campeón superligero de la Commonwealth, dio cuenta de una impresionante capacidad para asimilar castigo y contragolpear, progresivamente fue perdiendo explosión tanto ofensiva como defensiva ante los potentes puños del hombre nacido en Trelew. Y a pesar de que a Matthysse se lo observó en alguna oportunidad un tanto abierto al atacar y recibió en más de una acción algún impacto del nigeriano, lo cierto es que concluido el match el campeón mundial manifestó no haber sentido ninguna de las manos de su adversario.
El argentino tuvo un lento comienzo en el segundo tramo de la pelea, cediendo el octavo y noveno round, producto de lo que aparentó un cambio de aire. Pero luego, en la décima vuelta, el patagónico demostró toda su precisión y poder, conectó al africano en la mandíbula para enviarlo tambaleante a la esquina y luego cerró la faena con otro certero cross al rostro del moreno, quien cayó a la lona de manera contundente y obligó a la automática intervención del árbitro del combate Russell Mora, quien detuvo las acciones.
Matthysse transitó un arduo sendero para conseguir el cetro interino superligero de la CMB. No tuvo las posibilidades tan rápido como su compatriota Marcos Maidana, debió enfrentar a púgiles de renombre sin título mundial en juego y sufrió tarjetas injustas que implicaron inmerecidos reveses; pero, tal y como él lo manifestara: "El cinturón está en mi cintura, ahora se van a tener que matar para sacármelo". El futuro augura al vencedor de la revancha entre el invicto estadounidense Danny García y el mexicano Erik Morales; pero eso será más adelante. Lucas es campeón del mundo y eso es lo que importa.

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